Los humanos hemos destruido el paraíso, apoyados en un odio alimentado por
la religión y la política, por el cinismo y la codicia, por nuestra incapacidad
de amar y de convertir el dolor ajeno en algo propio. Escrito en primera
persona por un narrador que ha dejado de creer en la humanidad, en la misma
medida en que ha dejado de creer en sí mismo, El jardín devastado relata la fábula de Laila, una mujer iraquí que
en mitad de la invasión aliada tras el atentado a las Torres Gemelas, se enfrenta
al horror de la guerra a través de la muerte de su padre, su marido y su hija.
En su huída hacia Bagdad en busca de sus dos hermanos se topa con un demonio
que la acompaña hasta la capital iraquí. La historia de Laila representa el
sinsentido de la guerra, que es colocado por el narrador en paralelo con su
propio fracaso personal y sus relaciones con las mujeres que han pasado por su
vida. Las relaciones humanas acaban pareciéndose peligrosamente a un conflicto
bélico. “En la guerra y en el sexo los cuerpos son intercambiables”. Así como
las derrotas.
Una mirada poética pero desoladora de la humanidad y del ser humano, del
colectivo y del individuo, de la devastación que generamos, de la destrucción
personal y colectiva a la que nos conduce de forma irremisible nuestra
condición de humanos.
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