Considerada por muchos la obra cumbre del Nobel de Literatura chino, esta
novela hace un recorrido por la turbulenta historia de China a lo largo del
siglo XX, presentándonos un país que oprime a sus ciudadanos con un sistema
feudal, sigue aplastándolos con los subsiguientes conflictos bélicos,
invasiones, levantamientos y revoluciones, y culmina con la opresión de la
Revolución Cultural de Mao. En medio de este ambiente totalitario y machista,
Mo Yan hace un hermoso homenaje al mundo femenino a través de la figura épica
de la Madre, representada en Shangguan Lu, una mujer cuyos pies fueron vendados
en la infancia al estilo tradicional, que es obligada a casarse con un hombre
estéril que la maltrata, y que finalmente dedica su vida a sacar adelante a su
prole, compuesta por ocho hijas y un único hijo varón, Jintong, el narrador del
relato, y al mismo tiempo el contrapunto al heroísmo femenino, por tratarse de
un hijo mimado que no es capaz de abandonar la lactancia hasta bien entrada la
adolescencia, un ser inútil que representa al mundo masculino opresor e incapaz
que se alimenta de las mujeres que lo aman.
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