Entre 1845 y 1847 el escritor norteamericano Thoreau se apartó de la
sociedad y se fue a vivir a una cabaña
construida por él mismo a orillas del lago Walden en medio del bosque con la
idea de convertir esta experiencia en un ensayo que demostraría que el hombre
puede encontrarse a sí mismo lejos de la ciudad, viviendo en comunión con la
naturaleza, y que la verdadera felicidad no se obtiene sino de la renuncia a lo
superfluo. Nada pierde el que nada tiene.
Sorprende que hoy más que nunca tenga vigencia esa huída del yugo social
que nos imponen los gobiernos e instituciones creadas por los humanos, como
sorprende que la visión de Thoreau, que pasó una temporada en la cárcel por
insumisión tributaria, nos resulte tan acorde a los tiempos que corren. ¿Tanto
se adelantó a su época este visionario? ¿O es que apenas hemos cambiado después
de casi dos siglos de existencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario