La figura de Charles A. Lindbergh se hizo mundialmente conocida cuando en
1927 realizó el primer vuelo trasatlántico sin escalas entre Nueva York y París
en su mítico monoplaza, el Spirit of
Saint Louis. Siendo ya un héroe de la aeronáutica norteamericana, cuando en
1932 secuestran a su hijo Charles (todavía bebé) y solo diez semanas después
aparece su cadáver, Lindbergh y su esposa se convierten en dos de los
principales personajes públicos de los EE.UU.
Sin embargo, muchos historiadores han preferido pasar de puntillas al
tratar sus simpatías por el nazismo y su apoyo público a la figura de Hitler,
lo que le valió recibir la Cruz de Servicios del Águila Alemana, máxima
condecoración otorgada a ciudadanos no alemanes en agradecimiento por los servicios
prestados al Reich. Sin olvidar su abierto antisemitismo y su activa
participación en América Primero, organización aislacionista, que abogaba por
la no participación de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial, por considerar que
eso sería poner por delante de los intereses americanos los intereses judíos.
En La conjura contra América,
Philip Roth nos propone un ejercicio de Historia-ficción, al plantearnos el
escenario político de haberse convertido Lindbergh en el presidente de los
EE.UU. tras derrotar a Franklin D. Roosevelt en las elecciones presidenciales
de 1940. Todo ello contado desde la perspectiva de los Roth, una familia judía
norteamericana afincada en Newark, en Nueva Jersey.
¿Cuál habría sido el destino de Europa? ¿Qué consecuencias habría traído a
Estados Unidos la política marcada por una administración pronazi durante el
conflicto?
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