A nadie que haya leído Santa suerte puede sorprenderle que Gabriel García Márquez haya
dicho que “Jorge Franco es uno de los escritores colombianos a los que me
gustaría pasarle la antorcha”, pues en esta novela de personajes femeninos se
nos revela la fuerza de un universo literario hecho para trascender, la figura
de un escritor mayúsculo capaz de atrapar al lector en la primera frase y
zarandearlo hasta que, sin aliento, llega al final del libro.
Santa suerte nos narra
la tragedia cotidiana de tres hermanas atrapadas en sus obsesiones. Leticia,
“la que cometió una locura”, utiliza a los hombres como medio de escalar hacia
el vértigo; Amanda, “la que espera una llamada”, escribe cartas a un hombre que
nunca las leerá mientras permanece pegada al teléfono en espera de una llamada imposible;
Jennifer, “la que inventa dolores”, mantiene a la familia fingiendo lesiones y
desgracias que apenas son un pálido reflejo de su verdadero drama.
Una historia arrebatadora, tan hipnótica y trágica
como un incendio, que ningún buen lector debería perderse.
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