El autor de No es país para viejos
obtuvo el premio Pulitzer en 2007 por La
Carretera, retrato desolador de un mundo postapocalíptico, en el que un
padre y su hijo luchan por una supervivencia cuyo único premio es el de seguir
vivos un día más en un despoblado paisaje cubierto de cenizas.
Mucho más allá de ser una novela apocalíptica, La Carretera es una novela angustiosamente bella, una reflexión
profunda sobre la existencia y su sentido.
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