Henry Chinaski, alter ego del autor, es un joven que pretende
convertirse en escritor. Su vida transcurre de borrachera en borrachera,
saltando de un trabajo de mala muerte a otro, y obsesionado por las mujeres y
el sexo.
Maldito entre los malditos, Bukowski es el cronista de los desheredados del
sueño americano, el novelista del lado más sórdido de nuestra sociedad, el
poeta de los vagabundos, las prostitutas y los borrachos. La sociedad es un
mecanismo de asfixia que doblega al ser humano a través del trabajo, y solo los
marginados se niegan a caer en la trampa.
En Factotum, Bukowski mezcla la
dosis justa de humor y melancolía, de ironía y rabia, con una prosa dura, sin
concesiones, en una suerte de “realismo marginal” presente en toda su obra.
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